miércoles, 1 de octubre de 2014

SI TE LO CUENTO NO ME LO CREES Parte II

En que iba… a cierto lo fui a ver un día sábado por la mañana porque no trabajaba, y mire el lugar, un sitio bastante espacioso, en una ubicación excelente no podía ser menos, el tipo trabaja vendiendo computadoras o sea que plata tiene.
 Me comentó las ideas que tenía para el lugar. Nada emocionantes. Madera y cuero...
Mire los alrededores y me pareció bien, la zona da como para eso, el edificio parece un palacio.  Aunque algo estructurado, pero si él quería eso, que le puedes hacer. El cliente siempre tiene la razón pero no el buen gusto.
Mientras él me llevaba de recorrido por el piso yo lo miraba, cuando lo vi la primera vez me pareció un insufrible, pedante, ricachón, pero luego de conocerlo un poco más cambie de opinión era un pedante y ricachón.
Tenía unos cuadros antiguos de gente que aparece en los museos y quería a toda costa ponerlos en el lugar ( según él eran familiares)  yo me devanaba los sesos pensando ¿Parece Museo? La verdad es que no tiene mucho gusto en la decoración, (eso no lo pongas en el reportaje) bue nos pudimos por fin poner de acuerdo y decidimos ¿Qué quedaría bien?, ¿Qué es lo que quería él y qué haría yo?
El punto  es que cuando menos me di cuenta,  algo me hizo click en el interior, sé que es guapo, medio mundo lo dice, pero había algo en él que me hizo preguntar ¿Qué honda?
Él me contó luego, que  fue esa charla  en la que terminó de enamorarse de mí, ya se había medio enganchado cuando me vio la primera vez y que ese día fue el que termino de cerrarle todo (por supuesto como buen ejemplar de masculinidad no me lo dijo, es más me pareció a mí que solo estaba interesado en que no pusiera las paredes de color rosa, me repetía constantemente que no le gustaba el color rosa, ni el fucsia y que no lo usara en nada que fuera a decorar el piso. ¿Cómo si yo usara esos colores?)
Estuvimos juntos casi dos horas, mirando colores, muebles y catálogos de alfombra, cuando por lo general tardo media hora;  la verdad que solo hablamos 15 minutos de decoración el resto del tiempo él me pregunto cosas sobre mí y yo por supuesto cosas sobre él.
Quedamos en vernos el fin de semana siguiente, iríamos a cenar a un lugar que él conocía.
No sabes los nervios que tenía esa noche, estuve desde temprano preparándome para esa cita, fui a ver a mi amiga que es estilista, ella me puso de tapa de revista (lo bueno de vivir con una diseñadora de modas es que siempre tiene algo bonito para ponerte).
 Y esa noche me presto su mejor vestido, como no sabía si el lugar era formal o no, él quiso darme una sorpresa, (¿Pero que piensan los hombres al no decirte a donde te van a llevar?, si te vistes de seda y te llevan a comer pizza, quedas ridícula, y si te vistes de jeans para ir a comer ostras en el restaurante mas caro de la ciudad, quedas como una desubicada).
Me veía fantástica con un vestido de coctel color ciruela nada muy escotado (porque como te darás cuenta no necesito siliconas y no es cosa de andar mostrando toda la carne la primera cita), la falda era amplia y se movía cada vez que yo caminaba...es un sueño, (Podría hablar con Karem para que te haga una muestra de su trabajo, sería una buena idea si le hicieras una entrevista a ella también, pero que no se entere que te lo dije porque es muy tímida).
Lo que me olvide de contarte es que esa semana hice limpieza en mi placard y había sacado toda la ropa que no me ponía desde hace mucho.
 Karem me obligo a hacerlo, es mas se metió en mi cajón de ropa interior y metió en una bolsa un montón de prendas que según ella no servían (jamás le he dado mucha importancia a la ropa interior, bueno ahora si porque tengo a quien mostrársela, pero antes ni siquiera se me ocurría en tirar una braguita porque el elástico estuviera roto, tenía toda la intensión de botarla pero siempre lo olvido)
Mientras me miraba al espejo, Cascada (que venía el fin de semana a quedarse conmigo, porque no aguanta a mis padres los fines de semana) me pregunto que tan lejos quería llegar esa noche con Luis, no le entendí hasta que me di cuenta que estaba tan producida que parecía que quería una noche de pasión y no era mi intensión. Te lo juro.
Fue ahí que  me di cuenta, debía hacer algo, (no es que sea una reprimida pero en cuanto a lo de acostarse en la primera cita no queda bien,)  ya no tenía tiempo para cambiar el vestido y Karem me hubiera matado si lo sugería, así que tome una decisión, ¿para qué lo habré hecho? Tome de la bolsa para la basura una braguita verde loro que había tenido mejores días y me la puse. Ese seria mi cinturón de castidad, era horrible no sé que pensaba el día que la compre (no solo el color era feo además tenia un estampado de color verde flúor con periquitos) fue lo único que se me ocurrió.
El auto me esperaba en la puerta así que salí rápido, porque Luis me esperaba en el lugar, él había enviado al chofer para que me llevara, iba emocionada,  al llegar al lugar me felicite por mi atuendo (porque era uno de esos lugares caros donde van los famosos).
Para estar a tono me puse a caminar como modelo de pasarela, vi a Luis a la mitad del salón que se puso de pie para recibirme, me sonrió y le sonreí.
Cuando faltaban menos de 5 metros para llegar a donde él estaba y en medio del salón repleto de gente que también nos miraba.
 ¡Que espectáculo!
De pronto sentí algo que me recorría la espalda, los nervios, pensé, y luego el estremecimiento me paso por el cuerpo, sentía que algo me corría por las caderas, y me dije, cálmate chica ni que nunca hubieras visto a un hombre guapo, allí fue cuando algo me vino a la memoria.
 ¡Los periquitos!, lo que sentía que corría por mi cuerpo no eran los nervios, eran las bragas que se deslizaban a medida que caminaba y ya me llegaban a las rodillas,
¿Qué podía hacer?
Tenía dos opciones:
Una pararme y subírmelas, hubiera sido muy desubicado,  porque no llegaba al baño para arreglarlo.
O lo que hice, seguí caminando como una reina y cuando llegaron al piso las patee bajo una mesa, puse mi mejor cara de póker esperando que nadie lo notara, pero… Luis las vio y también los que ocupaban las mesas a nuestro alrededor.
Nadie dijo nada.

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