viernes, 5 de junio de 2015

TOMEMOS UN CAFÉ






Las primeras citas siempre tienen sus pro y contras, ese refrán que dice que las primeras impresiones si importan deberíamos de  escribirlo unas cien veces para no olvidarlo jamás.

Luego de haberme probado medio guardarropa me decidí por algo casual, el tiempo acompañaba; nos habíamos visto un par de veces informalmente y luego de pensarlo bastante acepte ir a desayunar con él a solas.
Si bien se podía decir que nos conocíamos desde hacia un tiempo, la verdad es que solamente habíamos coincidido con otros amigos en común.
Me sentía entusiasmada, cuando conoces a alguien, heterosexual, mas de cuarenta, con un excelente trabajo y que no vive con su madre  es, por así decirlo un buen candidato, bue, que mas puedo decir.

Soltero auto suficiente,y bastante atractivo, hasta el momento era el "candidato",
El recibir su llamado mientras iba a la cafetería , sumo puntos a su favor ante mis ojos, porque estaba dándome a entender que no podía esperar nuestro encuentro.
Cuando llegue a donde me esperaba, la primer frase que me convenció fue valió la pena la espera, , pero lamentablemente no salio de su boca sino de la del mozo, quien atentamente movió de lugar la silla para que me sentara, mientras que el candidato, lo miraba con cara de pocos amigos.
Al parecer tenía una entrevista de trabajo y solo disponía de una hora, no es que yo llegase tarde, sino que él tenía que irse temprano.
Si me preguntan de que hablamos esos cuarenta y cinco minutos, la verdad no lo recuerdo. Pero si recuerdo como el mozo, primero nos trajo un café a cada uno, el mio junto a un vaso jugo de naranjas acompañado con un guiño cómplice, y el de mi compañero junto a un vaso de  agua fría, con un dejo de burla.
A medida que pasaban los minutos no podía evitar mirarlo, al mozo, porque mi cita, aprovecho mi silencio para darme una corta versión de su próxima entrevista de trabajo, pensaba venderle paneles solares a un grupo de vinateros....
Mientras oía su discurso, de fondo podía ver que en la barra, él me miraba sentado en una banca, sus ojos cantaban una hermosa canción mientras veían mis labios tomar jugo, luego él escribió algo en una servilleta, y casi al pasar lo dejo junto al vaso de jugo cuando vino y retiro el que ya había acabado.
Era mucha la tentación.
Por mas que quise, fue mas fuerte que yo la curiosidad y lo hice.
Lo leí

               Eres lo mas lindo que he visto en mi vida. 455 -XXX llámame. Marcos, tu mozo.

Mi compañero de mesa, me contaba del efecto fotovoltaico, y yo paloma infiel intentaba aprenderme de memoria esos seis números que provocaban otro tipo de efecto en mi interior.
Pasado el tiempo reglamentario, mi cita se despidió prometiendo volver a reunirnos, se fue sin preguntar siquiera esperar mi respuesta.
Aunque no creo que se alegrara saberla.
Porque tan pronto como salio por la puerta tome la servilleta y la apreté entre mis manos.
Aunque mi cita pago el café, no había dejado propina, así que mientras buscaba en mi bolsa mi billetera, Marcos se acerco, como un tigre acechando, puso su mano sobre las mías.
No es necesario- su voz sonaba ronca- , su perdida, mi ganancia.