viernes, 29 de agosto de 2014

LA MUJER DE MIS SUEÑOS - Parte 1

En la habitación se respiraba un perfume familiar, quizás por el aroma que salía desde la cocina, mezcla de vainilla y café, mezcla de  chocolate y crema, y otra fragancia que no podía describir.
Hogar... eso que ningún aromatizante puede fabricar.
El gran ventanal dejaba entrar la  luz exterior iluminando cada rincón,  junto a ella un hombre sentado a la mesa esperaba extasiado, no era habitual para él estar a esas horas de la mañana en esa casa, es más hacía mucho tiempo que no visitaba esa familia. 
Familia. 
Su sueño final más allá de todo, era tener su familia.
Una voz  llego a sus oídos, una risa y luego la figura de una mujer, pequeña de  estatura con una bandeja llena de delicias.
-Clau no te hubieras molestado cuando dije que estaba de paso era verdad.
-Ni te imagines que te voy a creer eso estas flaco Gus tienes que comer.
Esa había sido siempre una broma entre ellos la delgadez de él a pesar de que comía muy bien.
Cuando tenía doce años  había llegado a su barrio una familia con tres muchachos,  para él quien tenía dos hermanas mayores fue un alivio. Carlos era de su edad e inmediatamente se hicieron amigos, con el pasar de los años el mejor, cuando se casó con Claudia una amiga de toda la vida lo adoptaron como parte de su familia, a pesar de que por diferentes circunstancias especialmente su trabajo últimamente no estaba tan cerca de ellos como le gustaría.
-Cuéntame como esta Dani.
-En casa, mis hermanas la vuelven loca, sino fuera una buena niña seria insoportable.
-Y de ella... todavía no hay noticias.
-Nada desde hace cinco años nada, revisaste los diseños que te mande.
Lo ponía incomodo recordar y por eso prefería cambiar de tema.
-Si recibí por correo tus modificaciones.
La charla giro en torno al trabajo.
Él tenía una constructora, ella era arquitecta y en algunas ocasiones trabajaban juntos.
Claudia se dirigió a la computadora que sobre un escritorio repleto de papeles indicaba que era una zona muy ocupada.
Movió el mouse y una imagen apareció en la pantalla y lo dejo mudo de la sorpresa.
Tres mujeres lo miraban sonrientes. La del centro era Claudia, la de la izquierda era una mujer alta, muy rubia, sus cabellos estaban tomados sobre la cabeza en un moño. Pero no fue ella la que llamo su atención sino la de la derecha.
No era delgada es más tenía varios kilitos de más, pero le quedaban fantásticos su pelo castaño rojizo le llegaban bajo los hombros unos rizos despeinados le daban un aspecto salvaje, sus ojos  castaños estaban iluminados por la risa, sus labios plenos le recordaban lo que sintió al besarlos.
¿Lo que sintió al besarlos?
Quedo mudo, esa mujer y él tenían una historia, o más bien él tenía una historia con ella, jamás ni en sus más locos sueños se imaginó que esa mujer existiera, y para ser sinceros  fue en el más loco de los sueños en  que esa mujer era  la protagonista.
-¿Quiénes son?- Pregunto cómo al pasar
-Ellas son mis compañeras, nos sacamos esta foto el año pasado cuando terminamos el curso.
-¿Pero si tú te recibiste de arquitecta hace unos cinco años?-Le pregunto intrigado.
-Si, pero este es un curso diferente, estudiamos griego y esa fue la noche de nuestra graduación fue hermoso ¿Por?- Inmediatamente la parte detectivesca de Claudia salió a relucir.
-No, por nada, conozco a tu familia y no se parecen a nadie que yo haya visto.
Un fuerte aroma llego desde la cocina algo que estaba en el horno se estaba quemando, rió al verla correr.
Aprovecho esa interrupción para mirar una vez más la imagen de la pantalla.
Una imagen vino a su cabeza los recuerdos de una loca noche de pasión, y era bien loca, hace aproximadamente cuatro años estaba muy cansado como para pensar, llegó a su casa y miró a Dani dormida en su cuna y siguió de largo hasta su habitación, se tiró en la cama así como estaba vestido.
Inmediatamente se quedó dormido, podría jurar que más que un sueño era algo real, estaba acostado, cansado, pero no por el trabajo. Sino por algo más emocionante, aun con los ojos cerrados podía sentir el peso de una cabeza sobre su pecho, el perfume de sus cabellos era a hierbas y entraba como un estimulante por su nariz llenando sus pulmones de aire fresco.
Toda ella lo estimulaba, una mano acariciaba su pecho y lo hacía sentir vivo, los dedos se deslizaban picaros por su torso, más abajo y más. Él abrió los ojos y la miro sonriendo, ella le devolvió la sonrisa y levanto la cabeza desde su almohada para acercar los labios a su boca. Sabían a miel, se sentía intoxicado por la emoción, aunque una parte muy pequeña de él le recordaba que ese solo era un sueño. Otra parte le decía que era una hermosa realidad. No podía diferenciar que era mentira y que era verdad solo sabía que sí ese era un sueño era el más fantástico que había tenido en años.
De pronto ella se sentó en la cama sin importarle su desnudez, apoyo ambos brazos a un costado de sus hombros y así lo miro divertida, sus pechos llenos rozaban su torso y reía; se acercó hasta él, podía incluso ver sus ojos como se dilataban por la pasión, una pasión que él generaba. Y eso lo excitaba.
-Alicia- dijo en un susurro, antes de tomar su cabeza con una mano y enterrarse en sus labios mientras que con la otra acariciaba ese cuerpo tan familiar.
El llanto de su hija lo despertó y lo trajo a la realidad, solo necesito un par de segundos para despabilarse, se levantó y fue a la cuna,    allí susurro palabras tranquilizadoras y canturreo una conocida canción, eso la calmo.
Volvió a la cama pero ya no pudo conciliar el sueño, por más que intento no recordaba haber visto en su vida a esa mujer. Nunca más tampoco, volvió a soñar con ella, por más que lo intento,  al punto que se recordó con sarcasmo que ella no existía, que era solo producto de su imaginación, pero en un rincón de su mente ella estaba allí, viva,  esperándolo.
Pasaron los años y si bien no se olvidó de ella, renuncio a la posibilidad de que esa mujer fuera real.
Pero la vida sí que daba sorpresas, allí estaba mirándolo desde la pantalla.
-Alicia- Susurro.
-Qué pena algunas no se pueden salvar, pero unas cuantas tienen salvación, de que hablábamos- dijo poniendo un plato de unas demasiado oscuras galletas de vainilla- ¿Del proyecto?
-Sí, pero me contabas de ella… de ellas, de tus amigas que estudiaban griego
-A si ella es Nora,- Dijo con un suspiro señalando a la rubia, -Es una mujer fantástica su esposo es militar y viaja por el país con él, no pierdo contacto con ella le mando mails y hablamos por teléfono seguido, la otra es Alicia ella es……..
¡Alicia! Sólo escuchar su nombre le hizo perder atención de  todo lo que Claudia contaba.
-¿Me escuchas? -Pregunto molesta la ver que su compañero tenía su mente en otro lugar
-Si por supuesto, me decías que se llama Alicia,- hasta pronunciar su nombre  le costaba.
-Ella es profesora de Historia, la conocí en una escuela donde doy clases hace un par de años y nos hicimos amigas, cuando comenzó el curso nos anotamos, y terminamos juntas, es una mujer maravillosa si te contara, pero como sé que no es por eso que viniste mejor te muestro los nuevos diseños.
Le hubiera gustado decirle que estaba equivocada que le contara más sobre Alicia que quería saber, necesitaba saber. Pero no pudo decir nada.
La charla siguió su camino por el edificio que construía hasta que al final enterró a Alicia en el fondo de su mente.
Al terminar, la imagen una vez más lleno la pantalla, burlándose de él, recordándole que ella existía, que era de verdad y que era inalcanzable, seguramente tenía familia, quién sabe, lo más probable que esa, de carne y hueso no se pareciera en nada  a la del sueño.

Sólo era la fantasía romántica de un hombre solo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario